Raiza N. Jiménez E.

A mi Hijo.-

 

Hoy recuerdo cuando niño, te arrullaba en mi regazo

y tus ansias de llorar calmaba, cantándote tu canción.

Fuiste niño consentido que yo dormía entre mis brazos.

Recordar el repertorio de nanas, me llena de emoción.

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Es que los hijos son, para las madres, amados pedazos.

Son su propia carne y de su corazón, la mejor porción.

Son eternidades que sólo los separa el maternal ocaso.

               Escucha a una madre hablar de su hijo y oirás la pasión.                    ****

Hijo amado, en verdad, injusta espero, no haberlo sido.  

Perdona si alguna vez yo, la voz te alcé, por tu rebeldía.

Mi mayor obligación contigo y la vida era tu educación.

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Cuidé de tus valores, para no ver a un hombre hundido,

Al día de hoy, puedo sentir orgullo y llenarme de alegría:

eres un ser noble, uno que hace gala de su gran corazón.