Soy la noche y el éxtasis de su negritud
brillando en estremecimientos de ilusiones que morirán
en palabras sin labios,
ocultas en latidos de corazones inmutables
donde habita el sexo del amor con ojos vendados
sin respiraciones, sin susurros,
que separen las ropas
que desnuden los cuerpos
y estiren las sombras solitarias
bajo el cielo que se oscureció sin miedo
Soy la noche y la seducción de ángeles
de una mujer sin párpados
que mira la flor de sus pechos
abrirse sobre las sábanas blancas
con su boca sobre la almohada
y su espalda tensa,
sudando ante el frío que la recorre
y la lengua que la martilla
como el viento contra su tálamo
Soy la noche y la virilidad del hombre
que nutre la tierra con su sed y sueños
de su mano posada en el silencio de la piel
que se humedece, y se entrelaza sin vocablos
entre la flor y tu pecho
en la humedad de tu vientre
hasta dormir a tu lado
evaporando los sueños
con el calor de tu cuerpo
Soy la noche y me niego al deceso
ante la mañana que espera,
envejeciendo mis huesos
Quiero seguir a tu lado,
con tu espalda en mi pecho
con tu palabra en mi alma
y mi respiración en tu seno