Omar Flores

Celeste

 

«Un amor que no ha desaparecido no necesita reconquistas, necesita reconstruirse»

 

Te amo a las 12 del día cuando la vida no significa nada, te estoy amando a las 6 de la tarde cuando comienza a despertar tu resplandor y en el bosque de la noche: en la profunda oscuridad es donde me encuentro, aquí, añorando tu estadía pidiendo un minuto más al pasado donde sé que estuvisteis, donde siempre vas a pertenecer como aquella estrella que no termina de apagarse 

 

¡Oh! Amada y dulce Celeste que tus sentimientos me han devorado; han secado todo de mi cuál río que dejó de llorar, me has secado hasta llegar a las grietas. ¿Que más queréis de mi?, ¿Qué más podéis pedir a vuestros corazones? Que han quedado a merced de un estrepitoso agujero que se abrió en tierra de los deseos imposibles donde el tiempo no se aventura; es consuelo de los olvidados, reino de nadie y donde encayan los perdidos. Decidme amada mía como puedo coser vuestros anhelos al mismo destino, donde fulguren libres de pecado y la recompensa sea el andar eterno sobre la plenitud perdida ahora.

 

¡Oh! profundo Dios de la inconsciencia decidme dónde escondéis la pulcritud para quienes el amor es negado, para quienes no podemos escapar del miedo y quienes somos perseguidos por la penitencia de los pasados que nos siguen perteneciendo. Dejadme entregar lo que persiste, lo que he luchado día tras día para llegar aquí, dejadme entregarlo a ella, dejad que habra las compuertas de su tiempo para poder navegar por su presente.

 

El deseo me alimenta, pero me tiene lista una encrucijada. Me mantengo adherido a todo lo que somos, a lo que queda y a lo que ya no es.

Oprobioso corazón que no dejáis tomar un respiro de conciencia porque en el imprescindible instante que descubro que no era lo preciso me adelantáis a la desdicha. Decidme porque a la razón perturbáis...

 

Escribo desde el exilio; donde ya no tengo posesión alguna, donde ya no existe la razón, donde la bóveda celeste ha apagado la última noche y la vida atemoriza con sus estruendosos relámpagos. En vos encarna la indulgencia, la claridad que decidiste darme, en vos descansa mi esperanza.

Miradme a los ojos, mirad el infinito que en ellos se esconde y decidme con solemnidad si en la nada existe una llamarada. Si vos decidís quedarte seré como un big bang; capaz de crear todo de entre la nada, como un dios que fue olvidado, como un nuevo significado.

 

Omar Flores