Es un hecho que soy el mismo, lo diferente no es quien, sino como, y como tal la falta de sentido al justificar mi alma trasciende no más lejos del reino de la almohada.
Honestamente puedo decir mil cosas que formen una imagen en la mente y sin embargo basta un botón, para entender en esencia la persona que creo ser.
Hay vicisitudes que alebrestan la mente, la memoria no las ama y pocas veces les da un nombre, por lo que su existencia es el mero instante de su propuesta, es decir, solo se les dio cabida en la mirada, al momento de conocerles, por lo que como antes dije, no las adora la memoria y de ellas no hay ni recuerdo.
Al final de la existencia, es un hilo de largo alcance esto de la vida, un instante para columpiarse en el que al caer no habría salida.