Ya no sé de qué escribir,
se me escapan las ideas,
son como fatuas centellas
que se pierden por ahí;
y las busco, yo, infeliz
en mi pecho, en la rueda
de la vida que no cesa
nunca, nunca de existir,
mas, se mueven al rincón
de mi mesa de cristal,
o se esconden del amor,
en la flecha que se va;
ay, no sé que me pasó:
sin locuras que editar...