«La paciencia es un árbol de raíz amarga, pero de frutos muy dulces»
Con el alba comienza el nerviosismo,
grata calma que torna en desazón,
un martirio que anula la razón
y a veces, cualquier signo de civismo.
La tregua se asemeja a un espejismo
e inquieta, vuelve rauda la tensión,
al punto de sentir irritación
si de nada te sirve el estoicismo.
Cuenta diez y respira muy profundo,
oculta los motivos de tu urgencia,
no te amargues, que no se acaba el mundo
y enfadado es peor la penitencia.
Tranquilo, no te muestres iracundo,
que esa angustia se vence con paciencia.