José Luis Barrientos León

Sobre la arena

 

Ahí, en la ávida arena,

dormirá mi sueño,

susurrando el amor, bajo el sol alado

como un viejo oculto, bajo la sombra de sus labios

sin pronunciar palabras, sin seducir los verbos

 

Con mis huesos empapados de mar,

gesticulando caricias dedicadas por el viento

habitando el sexo de la libertad

del silencio de las olas que gimen

como una mujer con sus párpados cerrados

plena en la entrega,

cual espuma que se abandona en la arena

 

Al fondo, las atalayas del océano,

como espejismo, de mujer desnuda en mis brazos

húmeda, bajo el sol dubitativo

que acaricia su pecho

evaporando sus ansias,

con el calor de su entrega

 

Sobre la arena blanca,

nuestros cuerpos que se funden en deseo

consumiendo las carnes, con la seducción de gaviotas

que contemplan desde los aires

nuestros sexos unidos

sin distracción y sin ropas

 

Vi tus brazos, abrazando la marea

dibujando en el cielo de la tarde

nuestras figuras brillantes y estremecidas

Vi tu sombra acostada junto a la mía

sin labios, sin miradas

un pecho dormido sobre el otro

disipando los sueños

fecundando la arena.