Hace tiempo me encontré con un conejo fugaz, persiguiendo al mismo con prisas tras un Tic-tac.
Lo perseguí incansablemente sin lograrlo capturar,
a través de lugares extraños corrí y corrí.
Y en agujeros profundos caí y caí.
Y ahí me encontraba, en un país desconocido, pero que se veía maravilloso.
Con criaturas sonrientes pero insanas.
Con animales ¡qué hablan y además cantan!
En esta dimensión desconocida lo vi, y a mi obsesión anterior nunca más sucumbí.
!Feliz no cumpleaños! Fueron sus palabras.
En un mundo sin sentido la cordura no tiene lugar.
Tomemos Té en este atardecer, así como en todos los que vendrán
¿Felicidad de atar o delirios sin igual? Quién sabe. Mejor ni averiguar.