LA MEJOR TEMPORADA
Igual que un tronco enmohecido y sin ramas por brazos,
(¡de este modo me sentía!)
en un rincón perdido del doméstico patio,
abandonado.
Cosido tristemente a la tierra por jirones de raíces.
¿primaveras, otoños?
nunca se habrán contado.
Más un día, sin pensarlo,
por entre las arrugas de su corteza,
vívidos retoños fueron brotando.
Sugerían retozones hijos de algún longevo,
y en un arrebato de sorpresiva vida,
nuevos tiempos auguraron de andanzas y pasiones.
Arturo Mora/20