R. Gruger

POEMA DE LA CREACION

En terrífico suspenso, ha milenios

en la faz de la tierra sin fronteras,

el espíritu del Dios incognoscible

turbaba la quietud silente y negra.

 

El gran Dios en coloquio con su Hijo

determina con su mente excelsa y pura,

la creación de los mares y los bosques

y al impacto de su voz, surge natura.

 

Hágase la luz!...sonó aquel día,

a través  de la niebla inpenetrable,

y al instante mil rayos a porfía

anunciaron creación incomparable.

 

Hágase la luz!...sonó aquel día

y la luz con fulgores inefables,

en destellos rompía la noche fría

proclamando de un Dios lo inmensurable.

 

Hágase la luz!... con voz solemne

el Creador dio comienzo así a la vida,

y al reflejo de mil luces multiformes

despertóse la virtud dormida.

 

El sol se mostró cual luminaria

esparciendo calor vivificante,

y asomó tras altísimas montañas

la aurora en colores rutilantes.

 

De verdor se cubrió la fértil tierra

y las aguas pobláronse de peces,

aleteos y trinar en llano y sierra

ascendieron hacia el cielo cual mil preces.

 

Al tronar de los cascos, los rebaños

paciendo en la quietud de la pradera,

elevan en mujires su alabanza

al orto y nacimiento de una era.

 

Y del barro salió, Adán su nombre!

al conjuro de las manos sacrosantas,

la máxima expresión, el primer hombre

en hollar esta tierra con sus plantas.

 

En vergel de mil flores y mil frutos

gozando de sin par vida y solaz,

Adán, su compañera, son los amos

de utópico jardín de dicha y paz.

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El tiempo en otros tiempos vegetaba

en parálisis de inercia y de quietud,

ya trota cual corcel tras un futuro

plasmado de promesas y de luz.

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Hosanna y Gloria!! con fragor tremole

hasta el trono del sumo constructor,

Alabanzas en cantos y redobles!

Loor y Gloria, bendición y honor!!

 

R. Gruger / 1960