Ella no es de las que se pierden entre nimiedades mundanas, pues, en sus ojos se guarda esa oscuridad que a veces asusta, pero que en las sombras de su cuerpo desnudo encuentra ese refugio deseado por poetas desde tiempos inmemoriales, ahí donde siempre han deseado perderse con sus rimas; ahí donde sus versos encuentran esa locura necesaria que sus dedos no son capaces de traducir, pues, en ella se da la casualidad de que el tiempo se pierde entre sus abismos, se encuentra después en el suspiro orgásmico dado por sus labios, desde donde salen versos bañados por su propia sensualidad de Mujer perfecta, tal como la musa que se siente ser, disfrazada de fantasías envueltas en una dura realidad que muestra la soledad, pues, en su compañía todo poema encuentra su razón de ser.