Te vas a un baile,
cargada de tus sueños,
mi mariposa.
Allí eres libre
y bailas sin descanso
arrebolada.
Te sientes otra
y vives ese instante,
profundamente.
Alguien te llama,
te toma de la mano,
para bailar.
Y tú te azoras,
resuenan mil suspiros,
cierras los ojos.
Sientes la mano
serena que, a la tuya,
la hace vibrar.
Y la otra mano
que sube por tu espalda
y te acaricia.
¡Cuántos susurros
se escuchan en la noche,
desde el silencio!
Pero de pronto,
hay doce campanadas.
Se va la magia.
Y tú te marchas
y pierdes un zapato
con algún sueño.
Pero no llores,
el cuento continúa,
y ganarás.
Rafael Sánchez Ortega ©
13/05/22