Se desvistieron bailando la danza prohibida, fue más allá de solo cuerpos y caricias, de besos en poesías, se entregaron al romance, condenados a pasar mil vidas haciendo el amor como almas libres, aferrándose así, a una existencia pasionalmente distinta.
El contrato fue explícito, no enamorarse fue escrito en las letras pequeñas, pero jamás leídas, fue mucho más allá del todo, fueron almas entregadas, almas poseídas por pasiones que en su momento fueron escondidas para ser revividas.
Y nuestras almas hicieron de las suyas, escaparon, se encontraron y se sintieron distintas al resto, jamás fue contado, pero sus deseos gritaron de alegría, llegaron a la última capa del cielo, y entre tonadas, las trompetas fueron música para sus oídos, calor y frío, y al final de todo, perdieron los sentidos.
Así se fueron, sin control de emociones, sin nada que impidiera ser devoradas por el amor, por las ganas, por el deseo, por esa entrega sedienta. No hubo y no habrá un romance como el que esas almas poseen al momento de hacer el amor.
Henry Ruiz
13 DE MAYO 2022
®DERECHOS DE AUTOR