Porque me inspiran
tus ojos, soñolientos,
nacen mis versos.
Y te los brindo,
no quiero que se pierdan
como mis besos.
Pero no temas,
no lloren tus pupilas,
encantadoras.
Porque tu risa
aflora entre tus labios,
yo soy feliz.
Y es que tu risa
anima a mi alegría
que está escondida.
Y la comparto,
contigo, si me dejas,
pues será tuya.
Porque te veo
tan cerca, y a mi lado,
que así suspiro.
Y este suspiro
se encarna en un latido
incontrolado.
Quiero tus ojos,
tu risa y tu figura,
¡te quiero a ti!
Rafael Sánchez Ortega ©
14/05/22