Si me preguntaras el por qué te estimo
te respondería que por ti yo vivo,
que la sed me ahoga si no puedo verte,
que más que mi agua, ¡tú eres mi fuente!
Si me preguntaras el por qué te quiero
te contestaría que sin ti me muero,
que eres tú el aire con el cual respiro,
que más que mi fuente, ¡tú eres mi río!
Si me preguntaras, negro, que por qué te quiero
te contestaría sin dudar que eres mi lucero.
Si me preguntaras otra vez que por qué te adoro
te respondería mil veces que eres mi tesoro;
que el cielo se nubla si no puedo verte,
que más que mi agua, negro, tú eres mi fuente;
que eres tú el aire con el cual respiro;
que más que mi fuente, negro, tú eres mi río.
Si me preguntaras por qué te deseo
te declararía que eres mi velero,
que más que a exigirte, me enseñaste a dar,
que más que mi río, ¡tú eres mi mar!
Si me preguntaras que por qué te adoro,
manifestaría que eres mi tesoro,
que eres tú la estrella que guía mi rumbo,
que más que mi mar, ¡tú eres mi mundo!
Si me preguntaras, negro, que por qué te quiero
te contestaría sin dudar que eres mi lucero.
Si me preguntaras otra vez que por qué te adoro
te respondería mil veces que eres mi tesoro;
que más que a exigirte, me enseñaste a dar,
que más que mi río, negro ¡tú eres mi mar!
Que eres tú la estrella que guía mi rumbo,
que más que mi mar, mi negro ¡tú eres mi mundo!
Si me preguntaras que por qué te amo
te confesaría que en ti he hallado
esa alma gemela que sacia mi vida
cumpliendo con todas mis expectativas,
que tienes la llave que abre mi puerta,
que eres tú el hombre que me complementa,
que cuando me besas se detiene el tiempo,
que más que mi mundo, ¡eres mi universo!
Si me preguntaras, negro, que por qué te quiero
te contestaría sin dudar que eres mi lucero.
Si me preguntaras otra vez que por qué te adoro
te respondería mil veces que eres mi tesoro,
que más que a exigirte me enseñaste a dar;
que tú eres mi pan, mi azúcar, mi aceite y mi sal;
que ya yo no puedo negar lo que siento;
que tú eres mi alfa, mi omega, tema y argumento.
Si me preguntaras, negro, que por qué te quiero
te contestaría sin dudar que eres mi lucero.
Si me preguntaras otra vez que por qué te adoro
te respondería mil veces que eres mi tesoro;
que eres tú la estrella que guía mi rumbo,
que más que mi mar, mi negro, ¡tú eres mi mundo!
Que ya yo no puedo callar lo que siento,
que más que mi mundo, negro, ¡eres mi universo!