Caigo aquí ahora infinito
mientras mi corazón redoble
y un grito de guerra en mi boca
espere a dar estallado
todas las equivocaciones saltándome
sí yo.
Me duele tanto este vacío
en el que sueño no contigo
que preferiría la muerte casi
antes que sufrirlo ya de nuevo
en otro día más,
lleno estoy de rabia
y no sé dominarla
sin un beso que en los labios sea real.
Vivo en un agujero y no puedo escapar
de mi rutina acostumbrada,
del silencio que tanto atruena
en el salón de mi cabeza,
de que haya aún un mañana
y de que encajen todas las piezas
y se descubra como soy en realidad
igual de igual y es que no hay engaño:
el mundo debajo de mis pasos
terminará por hundirse ya con alas
rescatado por personas tan amables
que solo sufro de hemorragias por mi tinta ya...