Roberto Bardecio Olivera

\"DIARIO DE VIVENCIAS DE MI PRIMER INTENTO DE LLEGAR A LA ANTÁRTIDA\" (Capítulo 8)

 

16to. Día de Navegación

          (20/3/1991)

 

“UNA VEZ MÁS HACIA PUNTA ARENAS”

 

    Poco a poco nos vamos haciendo a la idea de que nuestro objetivo de llegar a la Isla Rey Jorge y conocer “in situ” la actividad de los uruguayos en la Base Científica Antártica Artigas, para de esa forma podérselo transmitir a aquellos por quienes nos lanzamos a esta aventura, muy especialmente a los niños, a los estudiantes que son el futuro cierto y esperanzado de nuestro querido país, se está convirtiendo en imposible.

    Hoy, después de haber pasado tranquilamente el Estrecho de Le Maire, navegamos con  ansias y nuevas expectativas hacia Punta Arenas, la ciudad más austral de Chile, un lugar que ya pisamos, pero que no pudimos conocer en profundidad por las pocas horas que estuvimos en ella días atrás y, que ahora sí, por esos raros caprichos del destino, podremos con más tiempo conocer íntimamente.

    Sólo nos queda una remotísima posibilidad para hacer realidad tangible nuestros más caros sueños, nuestros propósitos… Por todo ello, hacia ti vamos Punta Arenas, en tu regazo está aún nuestro incierto futuro.

 

17mo. Día de Navegación

          (21/3/1991)

 

“SINFONÍA EN GRIS DE RECUERDOS Y NOSTALGIAS”

 

    Hoy fue uno de esos días que, por distintas razones, comprensibles o no, se vive o mejor dicho se transcurre una jornada envuelta en un manto gris que no nos permite visualizar un futuro de sonrisas.

    Cumplir o tener un año más, simplemente puede resultar un hecho anecdótico, una situación normal en la vida de cualquier ser humano. Pero cuando ese ser, como nos sucede a nosotros, se encuentra accidentalmente separado de su familia, de sus seres queridos, de sus amigos, desearía que ese instante no llegara nunca. Y, lamentablemente, a nosotros nos sucedió.

     En este 21 de marzo, día de nuestro cumpleaños, la jornada pareció transcurrir demasiado lentamente y densos nubarrones grises, embriagados de recuerdos y nostalgias, provocaron que la soledad nos invadiera y penetrara hasta la última de nuestras fibras, hasta llegar casi a sentirnos ahogados por el llanto.

    Punta Arenas nos vio y cobijó así… Pero ella no es la culpable.

 

    Continuará…

 

 Roberto Bardecio Olivera

         (Marzo de 1991)