El jardinero
cuidaba de las rosas,
atentamente.
Muy delicados
sus pétalos de seda
tan entrañables.
Eran un verso
temblando en cada rosa
que despuntaba.
Con gran esmero
limpiaba con sus dedos
aquellas flores.
Rojas y blancas,
azules y amarillas,
preciosos ramos.
¡Cuántas palabras
guardaban estas rosas
en sus entrañas!
Pasó a su lado
con vuelo muy alegre
la mariposa.
Y despertó
de un sueño el jardinero
con su poema.
Rosas y versos
volaron con un beso
hasta tus labios.
Rafael Sánchez Ortega ©
15/05/22