polonius

Un círculo cerrado

Mis manos vacías de carne y vicio

quieren recuperar viejos y cansinos diseños

doblegados en pos de convergente precipicio

donde remeros vikingos mancillan sueños

de muchachas imberbes que alcanzan arenas

manchadas de impoluta masilla de barro

y sarro tan brillante como las mecenas

que habitan Cefeo dentro de un carro

tirado por unicornios con tricornio

tan pirados como el bardo que compone

estos versos que sin dilación ni tronío

van creciendo en constante pase y dispone

de voluntades ciegas que creen cierto

mi intranquilo lamento de lejano tormento

por vida errada pero con herida cerrada

a través de perdones y patrones por lento

trasponer de la quietud del trasiego muerto

en tantas batallas perdidas en bares

cerrados a pares mientras bebía sin aliento

intentando morir tras cada sorbo ajeno a tales

males que el alma socavaba por sentir

sentimiento caduco en árbol deforme y caído

como lágrimas que siempre dejaron fluir

mis ojos cada vez que el odio era mi aliado

en camino de ida y no vuelta al infierno

de un trabajo que amaba y odiaba por igual.

De igual manera se puede apreciar al eterno

enfermo en busca de soledad como principal

aliada por ser esta la única que lo comprende,

de igual a igual, de ser a ser, compañera fiel

que nunca me abandonará por otros ni se sorprende

al descubrir espacios llenos en mi mente infiel

por buscar palabras que rimen con deferencia

en un mundo que solo pertenece en referencia

al trovador que vendió su cuerpo a la ciencia

y cuya mente, la mía, es libre con diferencia.