“De cupido el primer guiño . . .”
Tiernos amores de niño
blancos suaves cual armiño,
cuando en el alma se anida
el despertar a la vida.
Y el corazón se encariña
de la maestra o la prima
al sentir las mariposas
en la panza candorosas.
Porque le crece la hormona
la fresca ilusión aroma
esa etapa de su infancia
dejando tersa fragancia.
En la inocencia asombrada
por la experiencia pasada
tras la alborada de instintos
muy humanos, tan sucintos.
Propios de la corta edad,
para nada nimiedad
ante el mágico momento
en que brota el sentimiento.
Con el extraño escarceo
e insólito devaneo
del que, pues, no sabe nada,
le subyuga y anonada.
El raro corporal sismo
del umbral sexual abismo
que amaga harto sublime
y, ante el pudor, se reprime.
Previamente a pubertad
preludios de mocedad
con los sueños inefables
libres tan incontrolables.
Que piensa son anormales
pecados primaverales
de conmociones sensibles
cupidos incomprensibles.
Autor: Lic. Gonzalo Ramos Aranda
Ciudad de México, a 21 de marzo del 2022
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