Camas de camastros silenciosos
otros crujientes
sofás
sofás apretujados
que cruzan linderos sin tiempo
Esos pichones que gritan a voz en cuello
las lastimeras ocasiones
que diez leones los parieron
Apretujados
soliviantados
por demás gratificados
los inombrables placeres de morir
Mahadma ya no canta
Adolf ya no viola
Michael ya no encanta
Freddy ya no silba