Raíz cercenada, hoja suelta dilatando en el viento el aterrizaje en el piso
fruto aun madurando sus remansos, risa solitaria que queda postrada
en el silencio de una habitación blanca, en esa cama que no hace nido.
Entre la salobridad de una lágrima que no da sabor de aliento
con el temor pulsando en cada arteria como paisaje favorito del desierto.
Oh luna marmoleada de sangre y penumbra deja de anochecer mi alegría
desde mis muros de agua te lo ruego, te lo pido, su figura me esta tatuada.
No hay alimento nutritivo para la felicidad, solo pienso en ti, hijo bendito
sereno, descansando, libre de tubos y cortes sobre el albor de tu piel,
me abandonado en mi trance arropada por las vivezas de antaño,
me despojo de estas frazadas de tristeza, solo en este doblez de hoja
sueño, sueño con un hondo visitar de tus ojos eternos y compasivos
prisionera de mi cariño, de mi primitiva república de te amos, sonrisas y besos,
hijo te pienso sano y devuelvo para ti la luz que irradiabas hasta en los cabellos
acuden a mis oídos los altavoces, las llamadas y quejidos se tejen con mis sombras,
cifro mi nostalgia con todos estos tormentosos desencuentros en un infatigable
infatigable, ingobernable inventario de pérdidas, de voces de risas, de colores, de ti,
sano, perfecto, amoroso, jovial… hijo de mi latido, embriagada de dolor el alma pena,
la esperanza se debate entre el dejarte ir y acunarte sobre mi pecho
contra a la dolorosa historia de punzar tus sentidos, aguijonearte de recuerdos
y permitirte respirar un segundo más… doblegada de pestes, distanciada de tu mano
cuento el recorrido de un tictac despiadado con nuestras crisis y nuestros resabios
parásitos pensamientos de sabernos vivos en la soledad del encuentro con tus palabras…