Esteban Gracia

Hoy te observo.

Heme aquí, acariciando el dorso de tu nariz con la mirada, como suaves pinceladas sobre un blanco lienso, observando poro a poro la perfección de tu belleza.

Tus finos labios que con expresión seria revelan aquellos surcos y veredas que conducen al valle infinito, el sólo respirar tan inimaginable aroma te somete a querer beber de aquella tibia jalea.

Sin embargo al mostrar tus bellas perlas perfectas colocadas a pulso en forma de sonrisa, son aquellos finos labios los que enternecen esta pobre pena y desenfrenan estas ideas de sentir tus labios en mi labios suave seda, sintiendo los con leves roces, leves besos, leves mordiscos.

Es impresionante la exactitud de tu mirada, penetra el fondo de mi ser, me toma y me incita morir por una parte de ti, por tus palabras dirigidas a mi, por tus suspiros dirigidos a mi, por tus deseos dirigidos a mi.

He parpadeado y ya te haz ido, dejaste pequeñas huellas en mi piel y sobre la arena, sería una mala idea no seguirlas hasta que algún día vuelva a encontrar a aquella bella piel de canela.