Opacas la luz de la razón,
llevando oscuridad en la vida;
o al caminar, la senda torcida,
que cause dolor al corazón.
Podrías disipar la ilusión
si el alma cayera al fin vencida;
y opacas la luz de la razón,
llevando oscuridad en la vida.
Y digo, con toda convicción,
que siempre existirá una salida,
más debes quedar muy convencida:
«Que al decidir por pura emoción,
opacas la luz de la razón».