Es sabido que los animales no tropiezan dos veces con la misma piedra.
Pero el ser humano una y otra vez lo hace: en el amor, en la guerra, en las pestes, en fin.
Este comportamiento, solo propio del hombre, afecta a millones; sino, al planeta entero en ciertas circunstancias, mucho más allá de nuestra especie.
No sería hora de buscar el método para eliminar de raíz, por lo menos, las guerras.
Está todo para hacerlo, tecnología, conocimiento, inteligencia, imaginación,… no hay razones para lo contrario.
Dirigentes de Israel y de Palestina más terceros de común acuerdo tendrían que negociar hasta llegar a una salida, que sea sin derramamiento de sangre, previniendo la actuación de terroristas.
De la misma forma para otras confrontaciones bélicas o de claro perjuicio de ciertas poblaciones por los regímenes que las controlan o someten u otras circunstancias igualmente graves.
Más ejemplos:
La invasión de Rusia a Ucrania
El bloqueo de EEUU a Cuba
Las dictaduras de Cuba, Nicaragua, Afganistán, Venezuela, el estado fallido de Haití,…
Los cientos de miles de refugiados
La miseria en África, Sud América,…
Los derechos de los pueblos indígenas
El tráfico de armas y narcóticos
La pedofilia, la trata de blancas, secuestros, desapariciones, delincuencia,…
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