La noche se torna cada vez más oscura,
al cobijarme en mis propias tinieblas,
me adentro a la profundidad,
sin imaginar que en mi interior,
abunda una inmensa oscuridad.
Mis demonios despiertan cada madrugada,
atormentando mi tranquilidad,
volviendo débil mis pensamientos
que se derrumban con fragilidad,
ante la angustiante incertidumbre
de no saber qué pasará.
Insomnio es la receta de cada día,
no encuentro una salida,
ni tampoco otra vía,
para eclipsar mi realidad sombría,
y se acabe mi funesta agonía.
En mi corazón abunda la tristeza,
y se hospeda la melancolía,
cuando llega ese momento
las lágrimas caen al suelo,
y de rodillas pido al cielo,
poder encontrar mi consuelo,
para calmar los demonios
que a mi vida han traído desvelo.
La batalla es contra mí mismo,
una lucha que no he podido ganar,
la oscuridad me sigue acechando
y de ella no sé si podré escapar...