Dios sabe que todo lo que siento me lo guardo.
Dios también sabe que todo lo que trago lo fumo a punta de verso y papel.
¡Cuanto sabe Dios lo que tengo por gritar!
Las bohemias noches solitarias.
La manía del reloj y esta asumible ansiedad hecha vueltas.
Suena Paganini y los versos de Borges ya no me acarician la espalda.
Son tus manos las que buscan los extremos de mis pieles.
Son tus labios los que buscan los extremos de mis labios.
Sabrá Dios si esto es amor o monotonía, o una intrépida desesperación por dejar ir a la soledad que se ha vuelto tan mía.