Me restan cuatro palabras,
cuatro palabras me restan
y no sé dónde sembrarlas,
en el papel o en la tierra,
en el corazón del hombre
o en las nieves de la sierra
sin que las borre el torrente
cuando las lágrimas hiervan
Me restan cuatro palabras
que rescaté del olvido,
fuerza, amor, dolor, coraje,
cuatro palabras y un grito
que resuena en mi cabeza
como la voz del destino
que quiere cambiar mi rumbo
y entorpecer mi camino
Pero yo las he grabado
a sangre y fuego en mi pecho
y he tatuado una esquela
en mi piel y en mi cerebro:
¡Nunca, jamás, nada nadie
conseguirá que me rinda!
que deje de blandir la espada
contra el terror y la guerra
contra el hambre, la injusticia
contra el dolor de esa tierra
a la que estamos matando
aunque nos lleve tras ella.