Josue David Cordero Monge

XXV

El negro de su pelo me ataba
el profundo de sus ojos me perdía
las palabras de su boca me hechizaban
yo no entendía lo que decía
pero veía como sus labios se movían

Y así sin dejar de ver sus ojos, bese su boca
y entre rabia y deseo llegue a su cuello
esos pechos que tanto había deseado fueron míos
no podía detenerme, pero ella no quería que lo hiciera

llegue a su monte y seguí besando
y con sus manos en mi pelo sentí como temblaba
sus piernas no dejaban que yo me fuera,
de todos modos ahí quería quedarme

subí a sus ojos sin decir nada
llegué hasta adentro sin dejar de verla
sentí sus pechos en el mío
con mis manos en sus nalgas me perdí dentro de ella

entre caos y pasión se inició una danza
se acompasaron los ritmos y se volvió uno solo el latido
y como yo no paraba y ella no quería que lo hiciera
cabalgando llegamos y llegamos, sí, llegamos

Y hoy mientras lee estas líneas
se entera de que aunque duerme con otro yo la hice mía
porque aunque de frente no la merezca
en mis sueños su cuerpo escribe poemas.