Dos mujeres antónimas, una historia:
la perfecta solución del adivino,
pues comienzo mi relato clandestino
en el lienzo de las letras sin euforia.
Un día prosiguieron, fue la manera,
cada una con su atuendo; todo un invierno;
la que era bella por fuera, era un infierno:
la que era fea del todo... Primavera...
Como el tiempo se promete la ruleta
dicho sea por costumbre o los placeres;
¡como cambia por deseo en las mujeres,
como tiende cada cosa con su meta!
Por ahí siguen potentes del que brinda
la sonrisa tan finjida y diferente:
cada roca se organiza con la gente
y en las calles de los bares; Fea y Linda.
Samuel Dixon [20/05/2022]