De acuerdo, pero por favor,
antes, siéntelo muy dentro de tí
por última vez.
Palpa cada parte de su cuerpecito, piensa lo grande que puede ser, el impacto sensible que puede provocar en personas sensibles
cuando lo vean nacer; pero antes
obsérvalo una vez más, arrúllalo con ternura, pesa cada parte de su cuerpo, no es un Dios, es muy humano, muy terrenal, pero, viene contigo desde lo eterno; guardado con mucho celo para darlo al mundo.
Estoy de acuerdo, es tuyo, es tu decisión, pero
por favor, antes mira bien en tus entrañas, escucha sus latidos, mira su rostro,
cada parte de su cuerpo tiene vida propia y llenará de alegría, de reflexión,
de ingenio,
de amor a muchos lectores.
Yo sé que en este momento es tuyo, es tu propiedad, pero por favor,
piénsalo bien. No lo tomes a la ligera.
O mejor, tómalo en tus manos y olfatea, huele su piel desde lo más sincero
de tu corazón.
Si tu poema huele a rosas, no lo dudes. Anda a la sala de parto y tráelo al mundo.
Pero por Dios, si el poema es engendro de capricho, y lo quieres traer al mundo solo por disciplina, o por bronca, o porque tienes un encargo; o por simple aburrimiento; o porque es el número mil.
Si tú poema huele a mierda, por Dios poeta. ¡¡ Nooo !!
no lo traigas a ensuciar los pañales literarios de estos tiempos.
Bébete la ruda y corre a tu cuarto, patéalo hasta abortalo y luego ven
por mi consulta, para hacer el papeleo.
Yo te firmo el certificado.
Atentamente:
Tu ginecólogo