Lejos de las estribaciones de corazones solitarios ambulantes, ahí es donde me hallo en la ausencia de tu ser; ahí donde mueren los poetas sangrantes con sus rimas abandonadas en pieles suaves, pero inalcanzables como la tuya.
Ahí es donde me hallo; ahí donde los misterios se vuelven realidad en ese universo alterno que aflora como consigna de un amor prematuro tras tus ojos.
Ahí es donde me hallo; lejos de versos insensatos de poemas hirientes y sangrantes que solo desean cobrar su bienestar en las profundidades de tu piel, que es donde desean morir.
Ahí siempre me encontrarás; como testigo absorto de la luz encandilante de tu mirada, a la que elevo mis versos abandonados en una hoja como ésta, la que yo quisiera reemplazar con tu ser.
Ahí de seguro seré más que un poeta muerto en el silencio de la brisa de tu respiración, la que yo quisiera para mí como inspiración para revivir el sentido de un poema como este.
Ahí estaré seguro, tal como si me hubiera perdido en los misterios de tu universo redundante de melancolías que solo se traducen en un par de palabras poco valoradas por el común de la gente.
Ahí me encontrarás; absorto en mis quehaceres, porque ¿qué sentido tiene la grandeza del universo si no hay razones como para que cubra tu propia eternidad, que en ocasiones resulta avasallante como tu figura?
¿Qué sentido tiene un poema como este, si está claro que, tras su propia inspiración, se perderá como siempre en los oscuros abismos de tu memoria, tal como solía perderse este poeta?
Yo no me hallo aquí por causa propia: fueron las circunstancias que me llevaron a esta soledad, que no podría maldecir, porque desde ahí he aprendido a ser más de mí mismo, aunque siempre faltará una pieza al rompecabezas que es mi corazón.
Ahí, y solo ahí me encontrarás; en la compañía de esos poetas muertos que esperan la resurrección entre sus rimas.
Ahí me encontrarás, también en mi propia compañía, pues, no hay consejero más dulce que el propio silencio.
Ahí me econcontrarás, en ese lugar en donde los versos gritan hasta perderse en la nada misma, que es el único lugar en donde encuentran sentido.
Ahí me encontrarás, como queriendo poseerte en la distancia, hacerte el amor sin que te des cuenta, pues, mis rimas son acompañadas por el silencio de mi voz, la que solo grita entre los suspiros de desesperación por no tenerte.
Ahí yo estaré siempre para tí, ahí donde mis rimas enjugan a diario sus propias lágrimas con la esencia divina de tu ser, y reinician a posterior una vez más, la construcción de ese universo que solo a este poema habrá de pertenecer.
Ahí me encontrarás, absorto incluso de mí mismo, con la vaga esperanza vaga, pero persistente de que algún día, seamos tú y yo más que un verso persistente perdido en la desnudez de nuestra propia fantasía.
Ahí seré algo más al fin y al cabo, bajo la calidez de tu mirada en donde mis rimas querrán morir; ahí, en la compañía petulante de este poeta que solo por tí se ha obstinado a vivir.