Si al mirarte exaltas mi vientre
Como la sed en el sorbo de agua satisface y calma
La codicia hambrienta de ostentarte, acetre
Hervidero fogoso donde se ampara el frenesí el alma.
Te miro con los ojos voraces, libertinos,
Con viciosa inclinación de la perdición,
Con ese interés depravado, lujurioso y carnoso,
Atiborrando fantasías la libidinosa ambición.
Y al rosar tu piel preámbulo a mi locura
Se cala como una vibración intensa, propensa
A la intensidad de algún orgasmo de mi calentura
Vierten simientes en el orondo de tu entraña, saciada descansa.