Moneda al aire,
la angelical sordera
sale cara,
frente al reflejo rubio
del rayo,
viento fallido
en el alfabeto
de las mariposas,
memoria mellada
de sanguinaria luz blanca,
cazadora de la vejez
y de todas sus músicas aladas,
sed minúscula
de los verbos suicidas,
tapiz del habla
donde la sierpe repta
con pies de espuma,
en el eterno manantial
del espejo.
Hay transparencias que no regresan
a la corriente
siendo ávidas apariciones
de córvidas madrugadas.