Harley Ezel

Derribado

Y se coló la nublosa nevadilla en ojos hambrientos,
la garganta seca,
las mieles saladas,
los amantes cansados de querer
no piden elogios, y simplemente;
queda encerrado el dadivoso en una jaula,
esfumada la bondad de los santos,
habitan en hoteles los dioses de la insania,
el inquilino paga la cuenta con escasa pericia,
la muesca en la losa deja signos de delirios en la
laboriosa calumnia del cizañero sin neuronas,
se cortan el rostro los peces espadas 
y erigen los monumentos que vacilan entre ellos,
enseñándole a la noche amaneciente
las ánimas que atestiguan ante la balanza
de un público ficticio.