Que cruel es el amor,
cuando sé que lo he ganado,
porque lo tengo alejado,
pudiendo latir junto a mi corazón… tu corazón;
laten ambos por separado.
Del dulce sueño desperté,
en el que con cariño te abracé,
suaves caricias nos brindamos,
despertando en nuestros cuerpos la pasión,
que de los mismos disfrutamos.
El amor es como religión,
solo hay que tenerle fé,
y convierta entre nosotros esa lejanía,
en dichosa cercanía,
para mezclarnos entre las sábanas,
cual si taza fuesen,
como leche y café,
antes que amanezca el día.
Endulzando tú mi vida,
con la miel de tu piel,
y la dulzura de tus besos.