Otra noche, donde no cabe ni el mínimo reproche...
La única manera de conectar contigo, he pasado este tiempo rindiendo cuentas al olvido, asimilando lo que imaginé que fuimos, y haciéndome a la idea que no podemos ser lo que pretendemos.
Vuelvo, siempre vuelvo, ¿Por qué?, sinceramente ya no lo sé, veo como las ruinas del pasado siguen haciendo mella en mi presente, ya no hay cuento ni historia que nos cuenten, cenizas apagadas en nuestro presente.
Y así, ausente, viviendo con felicidad intermitente porque mi mente no olvida, mi corazón siente, sigue sangrando la herida aparentemente.
Somos el poema infinito, somos amor platónico que no se encuentra en cualquier sitio, Somos mar y guerra, Somo rocas de sal esperando en la arena, somos novia del mar y un valle que vierte la espera, somos tanto para ser tan poco, yo insignificante si no me equivoco.
Cómo pude equivocarme tantas veces, cómo pude vivir en un sueño mucho más largo de lo que parece, cómo... No tengo respuesta para ello, quizá no quise tenerla, años de infierno y eso era lo que me mantenía alerta, y ahora otra vez media vuelta, por querer saber lo que en realidad podría ser verdad, diferenciar de lo que inventé, volver a reaccionar ante tanta adversidad, por qué no pudo ser, por qué me volviste a buscar, yo nunca olvide, fuera ficción o realidad, volví a caer y volverte a recordar.
Sigo con mi lucha al paso del tiempo, se hace duro, pero lo intento, no sabes lo que es estar en vida casi muerto, por no cerrar la herida del lamento, y sigue mi alma querida dando palos de ciego, ni entiende ni olvida, y a mí eso me convierte en una suicida sin arrepentimiento.