En un río de aguas bravas,
quise probar mi piragua,
nada bueno presentía,
no llegaría muy lejos,
el agua estaba furiosa,
y mucho bramaba el río.
Endeble era mi piragua,
tan estrecha como larga,
naufragar era muy fácil.
Pertrechado con mi pala,
y algunas vagas ideas,
quise iniciar mi aventura,
dispuesto y con valentía.
Río abajo fui lanzado,
recibía duros golpes,
con enorme brusquedad,
de rocas que allí se hallaban
y mucha agua tragaba,
magullado y mareado,
mi piragua se me fue.
Buena lección aprendida,
mejor mi barca de remos,
de movimientos muy suaves
y sutiles balanceos,
en aquel bonito estanque.