Perdón por llegar un poco tarde a casa,
es que estaba tomando una copa,
y es que es complicado no pensar en ti,
y recordarte como siempre, el día de hoy.
Deben de haber sido las seis de la tarde,
la misma hora de los atardeceres bonitos,
y sentí un hueco en mi pecho, tan fuerte,
algo presentía de que me necesitabas.
Ya sabes bien que no estoy tan loco,
sólo atribuyo un poder especial,
a cómo te extraño y te amo.
Me acuerdo de varias ocasiones,
en las que trataba de llamarte,
y cuando me respondías, encantada,
me decías: estaba en ti pensando.
Tenía la certeza de que habías hallado,
otros labios en otra ciudad, y decías,
que me extrañabas tanto y tanto,
y en unos cuantos minutos, tan largos,
estaban tus palabras puestas en mi oído.
No sé exactamente por qué me llamaste,
y no sé por qué mi tristeza tan larga,
nos ha destrozado esta de esta manera,
esta triste manera de comunicarnos.
Ni siquiera sabré la razón por la cual,
hayas buscado razón en otros labios.
Siempre te desearé la mejor de las suertes,
para que por fin puedas deshacerte de mí.
Hoy intenté desvanecer tu recuerdo,
con un poco de ron, no mucho,
pero, aunque fue bastante, no pude.
Quizá mañana intente hacerlo otra vez,
de nuevo sacarte de mi memoria,
de nuevo tomar cuatro o cinco copas,
quizá mañana por fin, te olvide un poco.