Gustavo Affranchino

No amainarĂ¡s

Dos pasos a la vez
debían darse
no había ocasión
de desviarse.


Con firme resoplón
te dirigían
sus alas de color
se traslucían.


«¡Firme!
Le he dicho.
Ahí parado
quedesé.»


Podía respirar…
tal vez sonreír un poco
con mueca inexpresiva
y sin chistar.


La boina
iba de lado
caída hacia el costado
de verdad.


Los pantalones
cortos
juraban que yo era
un boy Scout.


Así es que
siempre listo
y con la frente en alto
había de andar.


Prestar ayuda
a todos
salvar a los heridos
y avanzar.


Mis alas
eran plenas
como mis compañeros
de unidad.


Raiders
en la montaña,
la costa y en la selva,
el páramo
y también,
en la ciudad.


Raiders
como hace tiempo
de paz
y combatiendo
por la paz.


Viviendo
siempre listos,
siempre listos
para salvar.