Raiza N. Jiménez E.

Cuando te nombro. -

Cada vez que repito tu nombre,

mi alma se remueve de su seno.

Nunca quise tanto a un hombre;

como a ti, que resultaste ajeno.

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Tu nombre lo voceo con dudas.

Sí, tengo dudas de que seas tú.

También, miedo que no acudas

y quiero alejarme de ese tabú.

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Todo es verdad o es mentira

y cada uno debe experimentar

su verdad, mientras aún respira.

Más aún, si se trata de piropear.

-*-

Cuando pronuncio tu nombre,

todo en mí semeja a un desliz.

No hay nada que me asombre.

Vivo liada conmigo y soy feliz.

-*-

¡Confieso que tú estarás si quiero

y que yo, por hombre, no espero!