Ahora me ves como realmente soy,
un alma sin rumbo en esta vida traidora
que fermenta en los sueños donde menos pensaba:
tú eres mi diosa y lo demás va sobrando...
Mi salvación única pronto cuando todos me ahuyentan
como si fuera la cosa.
Mi reina; estás toda para comerte en un plato,
y no es literal y yo un cobarde
cuando se trata de hablarnos entre nosotros
dos solos, cuando se trata de eso
espero me entiendas y sepas esperarme al menos un poco
hasta que aterricemos en tierra muy bien temprano
que te tengo yo un hueco en mi pecho guardado
para que ahí te explayes, y rías y corras
como loca en los campos de tu imaginación
siempre tan hermosa como una flor susurrándome
lo que hace que me sea todo tan fácil
porque hoy ya soy otro al tú ayer poseerme;
en tu piel me emborracho hasta que nada recuerde
de lo que tanto pesaba, y el dolor, pasajero,
se evaporó como nada, como el agua.
Tu sonrisa es para mí el arcoiris; así asciendo
hacia el cielo al verla estirarse,
ante tu ser vibrante y no me sirven ya los disfraces
que antes usaba para del mundo
ocultar mi verdadera persona.