Yo tenía las manos vacías
ni amor ni calor para entregar
me enseñaste a llenarlas
a compartir confiado
todo lo que podía dar
Yo tenía la vida amarga
ácida cómo hiel
percibía de las cosas
el dolor, la tristeza
no sabía dónde buscar la miel
Por ti aprendí
como es de dulce un poema
como el placer también es sufrir
a hacer mas duradera la alegría
y cómo el sentirse triste
es también un poco morir...
Poema uno - dedicado
Daniel González Montevideo Uruguay
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25/ 7/2013
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