La luna no por ser luna no maquilla su alma,
hubo cierta noche, donde la doncella brillaba,
irradiaba esplendor, bailaba airosa, con caricias de nubes
cantoneaba con el resquicio del sol,
parpadeaba coqueteándole a la bóveda celeste,
se columpiaba en al aire azul, con la fuerza de Perseo
el semidiós potente e inquebrantable hijo de Zeus.
Cuando de pronto fue herida, mordida por dos satélites
extravagantemente hermosos; Calisto y Europa,
ambos deseaban tener el sangriento poder de la guerra;
la luna entristecida por la cólera de ambos
inserto su cristalino cuerpo embutido en la galaxia
para evitar que ambos satélites salieran heridos.
Porque la paz es el símbolo de ese astro en el universo
donde palpita sangre que cubre el centro de la tierra…
el embrión planetario fue desgarrado, lastimado
llamo a las estrellas para sentirse agazapada…
pero su tristeza, fue aún mayor,
sólo preguntaron al vapor, ¿Qué le había pasado?
Sus ojos eran tan ciegos por su vana luz que no veían,
no los dejo mirar la herida abierta,
el impacto de meteoros negros
para disgregar a los bellos Calisto y Europa.
Las estrellas como quimeras
impresionadas por su narcisismo,
no le dieron, una sola palabra de aliento,
siguen parloteando, degustando polvo del cielo
la luna apabullada, lamía sus heridas,
sabía que ninguna estrella entendería
el sufrimiento de su estado.
Cada vez se oscurecía más la herida,
formando lunares, cráteres y mares,
curando sus regolitos lunares, hasta anestesiarse,
desde entonces la luna tiene cicatrices en el alma.
A lo lejos se ven paisajes, conejos, oceanos
lo cierto es que son cicatrices que jamás se han de borrar,
ella nace, crece y se fortalece en cada vuelta que da.
Ella seguirá reflejando la energía dorada del sol,
el compañero perfecto, que, aunque lejos
siempre le acompañará, rebosante ¡Mares y cielos!
¡Tiempos y estaciones! ¡Luz y día! ¡Victoria y final!
La luna tejerá sueños, esperanzas, dolores
con magia de auroras, se esconderá en el arcoíris
instigada de colores escarlatas y rubíes
amamantara de ahora en adelante los mares
que sosegados gritarán como grullas de playas.
Será ella, la luna herida que ahora
se refleja en la inmensidad de ese mar
como espejo de plata, donde su llenura
mirará pasar al águila de plumas de oro
con cantos de cenzontle y plumas de coral.
Ha puesto las escudillas en la bóveda celeste
para destruir esa coalición atómica
crece enorme, tejiendo sueños, bordando vidas,
curando su alma, su cuerpo con gotas de rocío.
Brillando cada noche, con tornasoles brillantes
esa doncella que día a día, busca la tinta de la aurora
para retroalimentar su energía del ocaso
y ayudarle a darle luz, al mundo de gentiles,
se torna intensa, juntando océanos
para hablar con el Creador
dueño y amo del universo.
El gran Dios del cielo y de la tierra
para que luzca siempre,
íntegra e infinitamente
hasta el final de los tiempos,
ahora crece gigante,
con un mapa en su cuerpo
de las cicatrices que se le han acumulado,
así que cuando es luna llena…
muestra su enorme tranquilidad y
su amoroso perdón…
Iag ©