Caminando por la orilla del mar,
pensando y viéndolo le grito:
¡Golfo pérsico, que calma me das!
me embelece el azul de tus aguas,
en ti quiero flotar.
La sensación de tocarte es placentera,
permíteme sentir que soy dueña de tí.
Hay un espacio dentro de mí, donde paz
siermpre varás, te la ofrezco con mi quimera
y sin reserva la puedes tomar.
Amémonos en libertad, para que esto
pueda perdurar. Tú me das calma y yo
de doy amor.
Graciela Dantes