Muero en tus calles,
que el río baña en plata
y endulza el aire.
Calles de seda
que me llevan soñando
por la Alameda.
Las jacarandas
van vistiendo de malva
parques y plazas.
El sol se duerme
a la nana de un río
que el sueño mece.
La luna llora.
La consuelan con tino
las amapolas.
Luna, no llores.
Tus pies besaron reyes
y emperadores.
Duerme en Sevilla,
deja al azahar taparte
con su mantilla.
Ay, mi Sevilla.
Que la luna no pierda
su tierna silla.
Aunque se fuera.
Ya vendrá cuando asome
la primavera.
Es lo que tiene
prendarse de una tierra
que muere en verde.