Anhelo sumergirme en tu fragancia,
bañada con las gotas del rocío
que perlan con edénico atavío
tu piel atiborrada de prestancia.
Ofréceme tu aroma en abundancia,
enséñame tu inmenso poderío
que enciende mi alocado desvarío
al ver tu prodigiosa exuberancia.
Deseo que te excites con mi boca,
que pruebes de su miel con desenfreno
rindiéndote al placer que te provoca.
Que sueñes con mis ósculos te ordeno,
ya sé que imaginarlos te trastoca,
a ser mi prisionero te condeno.