Ayer usurpé sus labios de nuevo
cálidos me abrazaron
y quemaron mi piel
reseco quedó el corazón en la despedida
Ayer comprendí con sus manos
que la vida nos regala alegrías
pero como todo en ella
acaba, termina
Ayer disfruté de su compañía
mientras en las risas
se perdían los recuerdos
de aquel viejo amor prodigado
Ya no me aferro al deseo
la pasión es mi perdición
anhelo las caricias
y las bondad de sus abrazos
Una invitación
no se aceptó, el tiempo, querido,
ya acabó
La dulzura de aquellos días se esparció,
como viento en el desierto, en dunas se convirtió
con múltiples formas se asoma
como fantasmas en plano astral
Fueron pocos minutos
pero cuan largos son
y que dolor se siente el saber
en la trayectoria de la vida
cuando una vez se amó
comprender que se ha dejado de amar