Corsario, de mares secos.
….corsario, de mares secos,
todavía te ríes.
Cuanto de vida
te costó,
ese baúl de recuerdos,
….que atesoras.
No hay espacio
para un traste más,
….a todos valoras.
Distes parte de tu vida,
en cada una
de tus batallas.
Recuerdas.
No todas las ganaste.
En más de una,
recibiste mordiscos,
en tú misma alma.
Aparte del dolor,
dejaron cicatrices,
que con orgullo
se lleva.
Pero, lo volveríamos
a hacer. No hay lugar
para el arrepentimiento.
Y, de repente….despertamos,
la niñez se había ido,
su ropa….nos quedó estrecha.
Decidimos explorar
ese mundo irreal
al galope abierto
de ese unicornio
contenido en nuestros
infantiles sueños.
Todo era irreal,
cada pensamiento
venía siempre
amarrado a un sueño.
Aprendimos, que la noche
de luceros se adorna
y la luna con el mar
tiene un conjuro hecho.
A esta edad,
el Amor
se hace presente
y al sentirlo
….se aprende.
Lo que significa
rendirse
ante la belleza
de una mujer…. se aprende.
Siempre, se está dispuesto
a repetir la asignatura.
Pero, como fue
que me enamore
de ti,
Si fue acaso….tu risa,
ya, no me acuerdo.
Solo sé….
que era primavera,
y tú musitabas una canción.
Entre, besos y abrazos,
….nos contamos
nuestras vidas.
Nos agarramos
del amor,
para no dejar de ser.
Así, es tú compañía
de….refrescante.
Por eso quisiera,
que el tiempo
no pasara,
no….cuando estamos juntos.
Sujétame, así de duro,
cariño mío,
en un abrazo,
Pero, ten piedad,
no me vayas….a soltar.
Amor mío.
D.R.A.
Carlos H Ojeda Behr.