Carlos Ojeda

Corsario, de mares secos.

 

 

Corsario, de mares secos.

 

….corsario, de mares secos,

todavía te ríes.

Cuanto de vida

te costó,

ese baúl de recuerdos,

….que atesoras.

No hay espacio

para un traste más,

….a todos valoras.

Distes parte de tu vida,

en cada una

de tus batallas.

Recuerdas.

No todas las ganaste.

En más de una,

recibiste mordiscos,

en tú misma alma.

Aparte del dolor,

dejaron cicatrices,

que con orgullo

se lleva.

Pero, lo volveríamos

a hacer. No hay lugar

para el arrepentimiento.

Y,  de repente….despertamos,

la niñez se había ido,

su ropa….nos quedó estrecha.

Decidimos explorar

ese mundo irreal

al galope abierto

de ese unicornio

contenido en nuestros

infantiles sueños.

Todo era irreal,

cada pensamiento

venía siempre

amarrado a un sueño.

Aprendimos, que la noche

de luceros se adorna

y la luna con el mar

tiene un conjuro hecho.

A esta edad,

el Amor

se hace presente

y al sentirlo

….se aprende.

Lo que significa

rendirse

ante la belleza

de una mujer…. se aprende.

Siempre, se está dispuesto

a repetir la asignatura.

Pero, como fue

que me enamore

de ti,

Si fue acaso….tu risa,

ya,  no me acuerdo.

Solo sé….

que era primavera,

y tú musitabas una canción.

Entre, besos y abrazos,

….nos contamos

nuestras vidas.

Nos agarramos

del amor,

para no dejar de ser.

Así, es tú compañía

de….refrescante.

Por eso quisiera,

que el tiempo

no pasara,

no….cuando estamos juntos.

Sujétame, así de duro,

cariño mío,

en un abrazo,

Pero, ten piedad,

no me vayas….a soltar.

                 Amor mío.

 

D.R.A.

Carlos H Ojeda Behr.