Es la hora del amor, del beso, de la mirada perdida en la mirada. De las carnes que se abren, humedecen y cierran. De los dedos que se adentran y de las lenguas enredadas.
La noche se ahonda y se hace más noche. La luna ilumina los senderos y mis manos te aferran al alma. Es la hora del amor, del abrazo sin edad y de las palabras sudadas. Aquí se vive el momento, aquí se desnuda el alba, mientras los gallos escarbando silenciosos auroras olvidadas.